En el Libro de la Sabiduría hace alusión a la “noche de la liberación”. Todos los israelitas saben que es el momento crucial de su historia: noche de la acción de Dios y del futuro del pueblo. El recuerdo de aquella noche da ánimo para superar las dificultades actuales. La promesa de Dios sostiene el ánimo de los que pasan la prueba de la fe, lo mismo ayer que hoy. Esta “misma acción” es la muerte de los egipcios perseguidores y la liberación de los israelitas cuando el paso del Mar Rojo. Este es un principio clave en el libro de la Sabiduría: una misma cosa, un mismo suceso, por la mano de Dios, se convierte para unos, el pueblo elegido, en salud, y para otros, los enemigos de Israel, en condena. El creyente israelita tiene la seguridad interna de que Dios actúa en la historia entonces como ahora. Si entonces les libró de la opresión ¿por qué no ahora? Hay aquí una alusión al sacrificio del cordero pascual que se hacía en cada casa. Se sabe unir el aspecto transcendente y la actuación del hombre. El banquete en común expresa y corrobora ese vínculo con una sanción sagrada. Para vivir una fe con cierta profundidad hay que tener siempre ante los ojos el hecho fundacional, en nuestro caso el bautismo. El creyente de hoy, más que estar preparado y en pie para comer la pascua, tiene que estar en una actitud real de ayuda mutua y de lucha codo con codo contra lo que es contrario a la sabiduría: la falsedad que engendra toda injusticia, la tranquilidad engañosa del tirano, cualquier degradación del hombre……..
Perseverancia y fidelidad. La epístola a los Hebreos va dirigida a unas comunidades que viven en medio de un mundo hostil. A muchos cristianos les parecía que el evangelio era una utopía poco menos que irrealizable y empezaban a desfallecer ante las persecuciones, algunos abandonaban incluso la iglesia. la firmeza en la esperanza, que anticipa los bienes futuros, y el convencimiento de lo que aún está por ver y por venir. La fe, como respuesta a la palabra de Dios que tiene el carácter de promesa, es inseparable de la esperanza.
“El Reino se parece a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél”. Desde este descubrimiento puede Jesús hablar e invitar como lo hace. Cuando se ha encontrado un tesoro, ¿qué importa la calderilla? ¿Qué miedo se puede tener a desprenderse de la calderilla? La atención y el interés estarán en el tesoro, no en la calderilla. “Buscad primero el Reino y esas otras cosas (alimento, vestido, etc.) las tendréis de sobra”, son las palabras inmediatamente anteriores a las del evangelio de hoy. Secundar la invitación a desprenderse de las propias posesiones es lo mismo que secundar una invitación a desprenderse de la calderilla cuando se tiene un tesoro. Jesús no te invita a quedarte sin nada, sencillamente porque antes ya lo tienes todo. No tengas, pues, miedo a dejar el dinero. El evangelio nos hace una llamada a la responsabilidad. Tenemos que ser como el criado fiel atento a agradar a su amo. Hemos recibido muchos dones, el principal el don de la fe. Se nos exigirá mucho porque hemos recibido mucho. No desperdiciemos la gracia de Dios en nosotros. ¿Eres cristiano? Lo tienes que demostrar por tu fe inquebrantable en un mundo nuevo. Por José María Martín OSA. Betania. Es.
P. Diego Ospina